viernes, 8 de marzo de 2013

Mi paraiso suizo.

El post de hoy trata sobre uno de los lugares con más encanto para mí. Gstaad.
Gstaad es un pequeño pueblecito suizo de calles peatonales situado en el distrito administrativo de Obersimmental-Saanen.
En los años 20 declararon el esquí deporte olímpico y eso ayudo a este pueblo junto con una buena estrategia convertirse en el enclave más exclusivo del cantón de Berna y más allá.
Pero no es sólo un sitio dónde te puedes cruzar con grande fortunas, es un sitio realmente mágico.
Puedes llegar desde Ginebra en tren, en coche o incluso en avión privado a Saanen.
Yo cuando fui opté por ir en coche desde barcelona y disfrutar de todo lo que había en el camino. Llega un punto en el que te sales de una carretera convencional dirección Chateau-D'Oex y empiezas a adentrarte en el cuento.
Pasas por diferentes pueblos, a cual más bonito. Pasas por Les Diablerets y empiezas a ver montañas mágicas.
Y de camino a Gstaad pasas por el Glaciar de los 3000. Es impresionante. Además si vas en temporada de esquí puedes disfrutar de 250 kilometros de pistas y de poder bajar el único glaciar esquiable.
En verano, todos esos kilometros de pistas se convierten en senderos para disfrutar caminando con toda la familia.




No voy a hablar sólo de lo exclusivo y adinerado de este sitio. Porque eso, ya lo sabemos. Hay tantas actividades que hacer y tantas cosas de las que disfrutar.







Si en algún momento decidís visitarlo en Gstaad hay muchos hoteles. Evidentemente, acorde con su clientela. Pero, mi consejo, coger hotel en Saanen. Sólo separan 2km y el precio varía. 
Casi todos los hoteles cuentan con spa, ya que en invierno es necesario recuperarse de las jornadas de esquí.

The Alpine Lodge

The Alpine Lodge, fue el hotel elegido.

La gente de Gstaad, Saanen y alrededores son muy amables. Deciros que bajando el Wispile me perdí y en medio del bosque me encontré con un leñador. Mi alemán es lo justo y necesario para defenderme. Y el inglés del leñador era nulo, pero con un poco de francés y señas, pude llegar a la parada de autobús en Lauenen. Cuando le expliqué a mi amiga María lo que me había pasado, me dijo que podría haber entrado en cualquier casa a pedir ayuda. 





Son gente extremadamente educada, amable y sociable. En las rotondas parecía que los conductores se pedían permiso los unos a los otros para pasar.




En Gstaad hay cosas que no puedes dejar de hacer. Una es pasearte por la calle más comercial y exclusiva, Promenade. Yo creo que cualquier milla de oro de cualquier ciudad se queda en nada, si las comparásemos.








En verano hay uno de los torneos más importantes de polo. El Hublot Polo Gold Cup. Es un ambiente muy bonito el que se vive esos días.



Tomarse un té en el Charly's. Visitar la tienda gourmet que hay justo enfrente Pernet. Tomar una copa de champagne en la terraza del Rialto. Y visitar acompañando con una copa el Hotel Palace.












Y con esta última foto me despido! Feliz Viernes!





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